Les traigo este libro en pdf sobre el colectivo de arte chileno CADA que operó durante la dictadura. A continuación una reseña de la página memoriachilena.cl
Tras el golpe de Estado de 1973,
la actividad artística en Chile vivió un quiebre quizás tan dramático
como el sufrido por la vida republicana de nuestro país, no tan solo por
las consecuencias directas que muchos actores de la escena creativa
sufrieron en carne propia -cárcel, exilio, exoneración de sus puestos
de trabajo-, sino por la profunda ruptura en el desarrollo de las
diversas expresiones culturales que hasta ese momento convivían en
Chile.
La instauración de un régimen autoritario, limitó no sólo las
posibilidades de continuar los caminos abiertos anteriormente, sino que
operó como un factor que inhibió las nuevas manifestaciones expresivas,
sumiendo a gran parte del campo artístico nacional en prácticas y
lógicas discursivas de resistencia, en las que el elemento predominante
era la funcionalidad del discurso artístico en el contexto de las
políticas opositoras al régimen militar.
Signado por estas condicionantes, surgió en 1979 el Colectivo Acciones de Arte (CADA), situado por Nelly Richard como parte integrante de la "escena de avanzada". Formado por el sociólogo Fernando Balcells, la escritora Diamela Eltit, el poeta Raúl Zurita y los artistas visuales Lotty Rosenfeld y Juan Castillo,
el CADA es tal vez la más nítida expresión de las contradicciones
experimentadas al interior del campo artístico chileno, constituyéndose
en el principal síntoma de la dislocación producida por el Golpe de
Estado en el carácter modernizador y modernizante que caracterizó, hasta
1973, el desarrollo del arte chileno.
En el accionar del CADA confluyeron dos elementos centrales: la
necesidad de renovación teórica y práctica del quehacer artístico
nacional, vinculándolo a las corrientes neovanguardistas mundiales; y la urgencia de resituar este quehacer sobre la fusión de arte y vida, entendida esta fusión como sustento programático que se expresaba en las acciones realizadas por el colectivo.
Asimismo, el carácter político del CADA queda de manifiesto en la
doble negación de muchas de sus intervenciones, que buscan
simultáneamente operar como disidencia al interior de los discursos
artísticos y como expresión opositora en el campo político nacional.
Junto con negar la institucionalidad artística preexistente, el CADA
rechaza la institucionalidad sistémica del régimen militar y, más
profundamente, las bases económicas y sociales que lo sustentan.
A pesar de su corta vida, el CADA
marca un punto de inflexión en el desarrollo del arte chileno, ya que
en su accionar se materializa -aún cuando sea con ambivalencias- no sólo
el viejo reclamo que busca derribar los muros que separan el quehacer
del artista del quehacer del cuerpo social, como queda en evidencia
cuando señalan, en uno de sus escritos: "cada hombre que trabaja por la
ampliación, aunque sea mental, de sus espacios de vida, es un artista".
También marcan el momento en que se intenta pasar de la simple lógica de
resistencia -como estrategia artística imperante hasta ese momento- a
la reivindicación político-programática, propia de las vanguardias.
Fuente:http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-3342.html#presentacion
Pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario