lunes, 7 de julio de 2014

CADA día: La creación del arte social

Les traigo este libro en pdf sobre el colectivo de arte chileno CADA que operó durante la dictadura. A continuación una reseña de la página memoriachilena.cl

Tras el golpe de Estado de 1973, la actividad artística en Chile vivió un quiebre quizás tan dramático como el sufrido por la vida republicana de nuestro país, no tan solo por las consecuencias directas que muchos actores de la escena creativa sufrieron en carne propia -cárcel, exilio, exoneración de sus puestos de trabajo-, sino por la profunda ruptura en el desarrollo de las diversas expresiones culturales que hasta ese momento convivían en Chile.
La instauración de un régimen autoritario, limitó no sólo las posibilidades de continuar los caminos abiertos anteriormente, sino que operó como un factor que inhibió las nuevas manifestaciones expresivas, sumiendo a gran parte del campo artístico nacional en prácticas y lógicas discursivas de resistencia, en las que el elemento predominante era la funcionalidad del discurso artístico en el contexto de las políticas opositoras al régimen militar.
Signado por estas condicionantes, surgió en 1979 el Colectivo Acciones de Arte (CADA), situado por Nelly Richard como parte integrante de la "escena de avanzada". Formado por el sociólogo Fernando Balcells, la escritora Diamela Eltit, el poeta Raúl Zurita y los artistas visuales Lotty Rosenfeld y Juan Castillo, el CADA es tal vez la más nítida expresión de las contradicciones experimentadas al interior del campo artístico chileno, constituyéndose en el principal síntoma de la dislocación producida por el Golpe de Estado en el carácter modernizador y modernizante que caracterizó, hasta 1973, el desarrollo del arte chileno.
En el accionar del CADA confluyeron dos elementos centrales: la necesidad de renovación teórica y práctica del quehacer artístico nacional, vinculándolo a las corrientes neovanguardistas mundiales; y la urgencia de resituar este quehacer sobre la fusión de arte y vida, entendida esta fusión como sustento programático que se expresaba en las acciones realizadas por el colectivo.
Asimismo, el carácter político del CADA queda de manifiesto en la doble negación de muchas de sus intervenciones, que buscan simultáneamente operar como disidencia al interior de los discursos artísticos y como expresión opositora en el campo político nacional. Junto con negar la institucionalidad artística preexistente, el CADA rechaza la institucionalidad sistémica del régimen militar y, más profundamente, las bases económicas y sociales que lo sustentan.
A pesar de su corta vida, el CADA marca un punto de inflexión en el desarrollo del arte chileno, ya que en su accionar se materializa -aún cuando sea con ambivalencias- no sólo el viejo reclamo que busca derribar los muros que separan el quehacer del artista del quehacer del cuerpo social, como queda en evidencia cuando señalan, en uno de sus escritos: "cada hombre que trabaja por la ampliación, aunque sea mental, de sus espacios de vida, es un artista". También marcan el momento en que se intenta pasar de la simple lógica de resistencia -como estrategia artística imperante hasta ese momento- a la reivindicación político-programática, propia de las vanguardias.

Fuente:http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-3342.html#presentacion

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